miércoles, 13 de marzo de 2013

Consecuencias del bombardeo: continúa la polémica


¡Hola picassian@s! 
Hoy seguimos nuestra andadura por el origen de nuestra inquietante obra y nos detenemos en las consecuencias del bombardeo de Guernica.
Después de la tormenta llegó la calma, pero la calma para Guernica significó la lista de toda una serie de consecuencias irremediables que marcarían por completo toda su historia. Tres días hubieron de pasar hasta que las tropas nacionales pudieron entrar en la ciudad y cuantificar el alcance de la devastación que provocó el bombardeo.
Actualmente existen varias vías de estudio acerca de lo que realmente significó el bombardeo de Guernica, así como acerca de la cuantía material y humana que costó. Pero lo cierto es que, una vez extinguidos los incendios de la ciudad, la estampa que del pueblo podíamos contemplar era como poco desoladora. La parte central del pueblo, equivalente a quince manzanas de casas, estaba totalmente destruida, al igual que muchos edificios contiguos. El hecho de haber tirado bombas incendiarias tras las numerosas bombas explosivas hizo que la destrucción fuera mucho mayor.

Según Castor Uriarte, arquitecto de la ciudad en 1970, el número de viviendas destruidas ascendía a 721 (271 edificios), un 74% del total  de viviendas del pueblo. A esto también  había que añadir un gran número de casas que sufrieron daños irreparables.
En lo que respecta a edificios públicos, tales como iglesias, conventos y palacios, los índices de destrucción fueron inferiores. El hecho de que estas construcciones se situaran en su mayoría en las laderas de las colinas adyacentes o fuera del casco antiguo ayudó a salvar todos los conventos, aunque la iglesia de San Juan y el palacio de Loizago sí que fueron víctimas del ataque.
Sin embargo, a pesar de la gran de la gran pérdida material de la ciudad, resulta sorprendente que diversas estructuras consideradas generalmente objetivos militares prioritarios hubieran permanecido intactas, cosa que ya comentó en su momento Uriarte. Las instalaciones de Astra-Unceta, empresa dedicada a la fabricación de pistolas, ametralladoras y bombas, no fueron dañadas, a pesar de estar situadas dentro del pueblo; y tampoco el puente de Rentería, el único que tenía el pueblo y por el cual después entraron las fuerzas nacionales. El roble de Guernica, árbol sagrado y símbolo de la independencia vasca, permaneció incólume como único signo de la esperanza.

En cuanto a las pérdidas en vidas humanas las fuentes se contradicen bastante. En relación a esto debemos considerar de vital importancia la creación de refugios, que se comenzó a desarrollar tras conocerse el terrible bombardeo de Durango en marzo del mismo año. Estas construcciones se situaron tanto en lugares públicos como en privados, y también en instalaciones empresariales de la ciudad, entre las que destaca el refugio de la fábrica de Armas Astra, Unceta y Cía. Sabemos que fueron alcanzados por las bombas dos refugios, uno situado en la calle de Santa María, todavía en construcción y donde murieron aproximadamente 45 personas (según Castor Uriarte); y otro situado en los sótanos del Asilo La Calzada, donde 33 personas perdieron la vida. Otras muchas murieron en el refugio instalado en un depósito de agua y otras también fueron alcanzadas por la metralla de las bombas o por proyectiles de las ametralladoras en las calles o en los campos.
Otro de los sistemas de defensa civil desarrollados en la ciudad y que ayudó a que no se incrementara el número de víctimas fue un sistema de señales de alerta visual y sonoro desarrollado por la Junta Municipal de Defensa de Guernica. Con banderas rojas, un vigilante situado en la cumbre del monte Kosnoaga, avisaba del peligro; estas banderas eran vistas por un segundo vigilante situado en el campanario de la iglesia de Santa María, que tocaba con intensidad para avisar, en este caso, a todas las industrias que poseían sirenas. De este modo, el aviso alertó a la población, que rápidamente huyó hacia las afueras de la urbe buscando refugio en los bosques o casas más alejadas.
En realidad nunca se ha llegado a saber el número real de víctimas ya no que no existen datos fiables, sobre todo por la magnificencia que quiso dar de este hecho la prensa extranjera, especialmente la inglesa. Además, cuando entraron en la ciudad las tropas nacionales quemaron todos los documentos de registro de había en la iglesia de Santa María, por lo que no se pudo hacer un recuento oficial de fallecidos. En un primer momento el gobierno vasco dio una cantidad oficial de 1645 muertos y 889 heridos, que es lo que se había citado en los folletos impresos en el extranjero. El historiador Hugh situó la cifra de muertos en torno a 1000. Sin embargo, los datos más actuales apuntan a que el número de fallecidos osciló entre 250 y 300, como valoró Castor Uriarte, dato que significaría que el 5% de la población murió en el ataque. Las últimas hipótesis cifran los fallecidos en no más de 130, éstas sostenidas por varios historiadores, entre ellos Jesús Salas Larrazábal o Vicente del Palacio y José Ángel Etxaniz, de la Asociación Gernikazarra.
La controversia suscitada por las dos posturas y el ardor con el que era defendida cada una de ellas polarizaron la atención de la opinión pública en todo el mundo, algo que veremos en entradas posteriores, mientras que el horror del hecho en sí mismo provocó general indignación tanto fuera como dentro de la península.
En relación a este tema de las consecuencias del bombardeo, no hemos querido olvidar a los niños de Guernica. Ellos, al igual que muchos otros niños de la península, tuvieron que huir de España en guerra para iniciar una nueva vida en países donde el horror, el miedo y la desesperación no eran el pan de cada día. Por ello, y si el tema os despierta inquietud,  os hemos adjuntado un documental muy interesante con testimonios de diversos supervivientes del bombardeo que, siendo niños, fueron enviados a Inglaterra:
Es interesante leer también otras hipótesis en cuando al número de víctimas, por ello nos han resultado interesantes las versiones de Jesús Salas Larrazábal en esta entrevista (algo que plasmó también en su libro sobre Guernica), o la de los historiadores pertenecientes a la Asociación Gernikazarra:
De nuevo, también imprescindible para ilustrar de forma didáctica el bombardeo y sus consecuencias, os remitimos a esta página tan interesante donde rindieron homenaje a Guernica por el 70 aniversario de su bombardeo:

Para más información:
CALVO SERRALLER, Francisco. El Guernica de Picasso, Ed. Tf, Madrid, 1999.
               *El Guernica de Picasso, Alianza editorial, Madrid, 1981.
LARRAZÁBAL, J.S: Guernica: el bombardeo, Madrid: [s.n.], Industrias Gráficas España, Madrid, 1981.
SOLÉ I SABATÉ, J.M., VILLARROYA, J., España en llamas. La Guerra Civil desde el aire, edit. Temas de Hoy, Madrid, 2003.




1 comentario:

  1. Creo que nos perdemos en describir los pormenores del bombardeo de Guernica. El mural podría haberse llamado "aquí todo el mundo grita" en referencia al poema surrealista que formaba parte de Sueño y Mentira de Franco": "gitan los niños, gritan las mujeres, gritan las pidras y los ladrillos, gritan las maderas, gritan los papeles y el humo y los olores...".
    Un título acertado ha llevado a miles de interpretaciones, buscando Guernica que, ¡claro!no está, porque quien está es Madrid.

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