¡Hola picassian@s!
Hoy seguimos nuestra andadura por
el origen de nuestra inquietante obra y nos detenemos en las consecuencias del
bombardeo de Guernica.
Después de la tormenta llegó la calma, pero la calma
para Guernica significó la lista de toda una serie de consecuencias
irremediables que marcarían por completo toda su historia. Tres días hubieron
de pasar hasta que las tropas nacionales pudieron entrar en la ciudad y
cuantificar el alcance de la devastación que provocó el bombardeo.
Actualmente existen varias vías de estudio acerca de
lo que realmente significó el bombardeo de Guernica, así como acerca de la
cuantía material y humana que costó. Pero lo cierto es que, una vez extinguidos
los incendios de la ciudad, la estampa que del pueblo podíamos contemplar era
como poco desoladora. La parte central del pueblo, equivalente a quince
manzanas de casas, estaba totalmente destruida, al igual que muchos edificios
contiguos. El hecho de haber tirado bombas incendiarias tras las numerosas
bombas explosivas hizo que la destrucción fuera mucho mayor.
Según Castor Uriarte, arquitecto de la ciudad en 1970,
el número de viviendas destruidas ascendía a 721 (271 edificios), un 74% del
total de viviendas del pueblo. A esto
también había que añadir un gran número
de casas que sufrieron daños irreparables.
En lo que respecta a edificios públicos, tales como
iglesias, conventos y palacios, los índices de destrucción fueron inferiores. El
hecho de que estas construcciones se situaran en su mayoría en las laderas de
las colinas adyacentes o fuera del casco antiguo ayudó a salvar todos los
conventos, aunque la iglesia de San Juan y el palacio de Loizago sí que fueron
víctimas del ataque.
Sin embargo, a pesar de la gran de la gran pérdida
material de la ciudad, resulta sorprendente que diversas estructuras
consideradas generalmente objetivos militares prioritarios hubieran permanecido
intactas, cosa que ya comentó en su momento Uriarte. Las instalaciones de
Astra-Unceta, empresa dedicada a la fabricación de pistolas, ametralladoras y
bombas, no fueron dañadas, a pesar de estar situadas dentro del pueblo; y
tampoco el puente de Rentería, el único que tenía el pueblo y por el cual
después entraron las fuerzas nacionales. El roble de Guernica, árbol sagrado y
símbolo de la independencia vasca, permaneció incólume como único signo de la
esperanza.
En cuanto a las pérdidas en vidas humanas las fuentes
se contradicen bastante. En relación a esto debemos considerar de vital
importancia la creación de refugios, que se comenzó a desarrollar tras
conocerse el terrible bombardeo de Durango en marzo del mismo año. Estas
construcciones se situaron tanto en lugares públicos como en privados, y
también en instalaciones empresariales de la ciudad, entre las que destaca el
refugio de la fábrica de Armas Astra, Unceta y Cía. Sabemos que fueron
alcanzados por las bombas dos refugios, uno situado en la calle de Santa María,
todavía en construcción y donde murieron aproximadamente 45 personas (según
Castor Uriarte); y otro situado en los sótanos del Asilo La Calzada, donde 33
personas perdieron la vida. Otras muchas murieron en el refugio instalado en un
depósito de agua y otras también fueron alcanzadas por la metralla de las
bombas o por proyectiles de las ametralladoras en las calles o en los campos.
Otro de los sistemas de defensa civil desarrollados en
la ciudad y que ayudó a que no se incrementara el número de víctimas fue un
sistema de señales de alerta visual y sonoro desarrollado por la Junta
Municipal de Defensa de Guernica. Con banderas rojas, un vigilante situado en
la cumbre del monte Kosnoaga, avisaba del peligro; estas banderas eran vistas
por un segundo vigilante situado en el campanario de la iglesia de Santa María,
que tocaba con intensidad para avisar, en este caso, a todas las industrias que
poseían sirenas. De este modo, el aviso alertó a la población, que rápidamente
huyó hacia las afueras de la urbe buscando refugio en los bosques o casas más
alejadas.
En realidad nunca se ha llegado a saber el número real
de víctimas ya no que no existen datos fiables, sobre todo por la magnificencia
que quiso dar de este hecho la prensa extranjera, especialmente la inglesa. Además,
cuando entraron en la ciudad las tropas nacionales quemaron todos los
documentos de registro de había en la iglesia de Santa María, por lo que no se
pudo hacer un recuento oficial de fallecidos. En un primer momento el gobierno
vasco dio una cantidad oficial de 1645 muertos y 889 heridos, que es lo que se
había citado en los folletos impresos en el extranjero. El historiador Hugh
situó la cifra de muertos en torno a 1000. Sin embargo, los datos más actuales
apuntan a que el número de fallecidos osciló entre 250 y 300, como valoró Castor
Uriarte, dato que significaría que el 5% de la población murió en el ataque. Las
últimas hipótesis cifran los fallecidos en no más de 130, éstas sostenidas por
varios historiadores, entre ellos Jesús Salas Larrazábal o Vicente del Palacio
y José Ángel Etxaniz, de la Asociación Gernikazarra.
La controversia suscitada por las dos posturas y el
ardor con el que era defendida cada una de ellas polarizaron la atención de la
opinión pública en todo el mundo, algo que veremos en entradas posteriores, mientras
que el horror del hecho en sí mismo provocó general indignación tanto fuera
como dentro de la península.
En relación a este tema de las consecuencias del
bombardeo, no hemos querido olvidar a los niños de Guernica. Ellos, al igual
que muchos otros niños de la península, tuvieron que huir de España en guerra
para iniciar una nueva vida en países donde el horror, el miedo y la
desesperación no eran el pan de cada día. Por ello, y si el tema os despierta
inquietud, os hemos adjuntado un
documental muy interesante con testimonios de diversos supervivientes del
bombardeo que, siendo niños, fueron enviados a Inglaterra:
Es interesante leer también otras hipótesis en cuando
al número de víctimas, por ello nos han resultado interesantes las versiones de
Jesús Salas Larrazábal en esta entrevista (algo que plasmó también en su libro
sobre Guernica), o la de los historiadores pertenecientes a la Asociación
Gernikazarra:
De nuevo, también imprescindible para ilustrar de
forma didáctica el bombardeo y sus consecuencias, os remitimos a esta página
tan interesante donde rindieron homenaje a Guernica por el 70 aniversario de su
bombardeo:
Para más información:
CALVO SERRALLER, Francisco. El Guernica de Picasso,
Ed. Tf, Madrid, 1999.
*El
Guernica de Picasso, Alianza editorial, Madrid, 1981.
LARRAZÁBAL, J.S: Guernica:
el bombardeo, Madrid: [s.n.], Industrias Gráficas España, Madrid, 1981.
SOLÉ I SABATÉ, J.M., VILLARROYA, J., España en llamas. La Guerra Civil desde el
aire, edit. Temas de Hoy, Madrid, 2003.
Creo que nos perdemos en describir los pormenores del bombardeo de Guernica. El mural podría haberse llamado "aquí todo el mundo grita" en referencia al poema surrealista que formaba parte de Sueño y Mentira de Franco": "gitan los niños, gritan las mujeres, gritan las pidras y los ladrillos, gritan las maderas, gritan los papeles y el humo y los olores...".
ResponderEliminarUn título acertado ha llevado a miles de interpretaciones, buscando Guernica que, ¡claro!no está, porque quien está es Madrid.