viernes, 24 de mayo de 2013

La primera impresión no se olvida: "Mi primer cara a cara con El Guernica"

Como vemos, El Guernica deja una huella imborrable allá donde va y su imagen queda grabada en la experiencia interior de todo aquel que se acerca a conocerlo. Dicen que la primera impresión nunca se olvida y os acercamos hoy a los testimonios de los primeros encuentros entre diversos artistas e intelectuales del panorama español y la magna obra. Los gritos dibujados han dejado escucharse por la historia, y han encontrado la fórmula de no dejar a nadie indiferente. 



“La primera, la segunda, y aunque lo veas mil veces El Guernica produce una impresión muy potente”, reconoce el pintor Antonio López que lo contempló por primera vez en 1981 cuando llegó a Madrid, en el Casón del Buen Retiro, dentro de una vitrina y custodiado por guardias civiles. La misma sensación tuvo la comisaria y exdirectora del Museo Picasso de Málaga, Carmen Giménez, para quien, como hija de republicanos, el cuadro fue su bandera durante su infancia: “Cuando lo vi por primera vez en el MoMA de Nueva York me impresionó muchísimo. Tendría unos 18 años. La composición y el equilibrio lo hacen inmune al paso del tiempo, me sigue dando escalofríos. Queda para siempre”.
Cuando lo trajeron al Casón, uno no se podía acercar. “Como si llevasen algo peligroso, radiactivo”, explica el pintor Luis Gordillo.“Ahora que lo he podido observar sin miedo y sin tapujos puedo decir que es una obra pictórica en grado sumo, con ese argumento ético que es protagonista de la época, que Picasso supo traducir al cien por cien”. La presencia policial es lo que más llamó la atención de la artista Carmen Calvo. Tal vez porque ya lo había contemplado en el museo neoyorquino.
El Guernica es, sin duda, una obra para divagar, para tener sobre él una conversación infinita. Filosofar. En palabras de Fernando Savater“está tan sobrecargado de historia, de leyenda, de metafísica y de arte que se convierte en experiencia. Es la vivencia histórica, una estampa que todos tenemos interiorizada en la cabeza más que en el museo”.
Una experiencia personal que incide de mil maneras distintas en cada individuo. El cocinero Ferrán Adriá reconoce no haber vivido nunca una experiencia tan emotiva: “Pocas veces me ha pasado con una obra de arte: me trasladó a Guernica. Es de las pocas que cuentan historia y consigue meterte en ella, lo que la hace el doble de potente. Tiene ese mimetismo de realidad y arte genial, un componente emotivo y social bestial, a base de arte y de belleza drástica”.
La primera vez de la escritora brasileña Nélida Piñón fue en Nueva York en el año 1966 y, como para casi todos, fue una experiencia extraordinaria que no ha podido borrar: “Fue un shock. Me pareció una visión mítica y después todo se deshizo en sangre y terror dentro del marco de una creación poderosa que acompaña un golpe de conciencia de humanidad. Sentí miedo y deslumbramiento. Recuerdo que salí asombrada y me compré un hot dog en un puesto de alguna avenida neoyorquina”, relata soltando una carcajada.
El mexicano Carlos Fuentes, uno de los más relevantes escritores en español, recuerda que descubrió la magia del Guernica muy joven y con ella el significado sociopolítico que estaba escrito en cada pincelada que dibujó el artista. “El cuadro fue el gran grito de atención, de alarma de la II Guerra Mundial, que las democracias dejamos pasar como si no sucediera nada. Y tuvieron que pagarlo con un alto precio”, explica Fuentes refiriéndose al bombardeo de la ciudad vasca que inspiró a Picasso mientras cumplía con el encargo de Josep Renau.
A la fotógrafa y pintora Ouka Leele le despierta la creatividad: “Cuando lo vi en el Casón de Madrid me imaginé a Picasso pintando, y me urgía ir a pintar. El dolor de las madres, la muerte, el auténtico terror... y la luz. Me encanta que sea blanco y negro. Tuve la primera impresión de que Picasso había utilizado el lenguaje del cómic”. El blanco y negro también llamó la atención del fotógrafo Alberto García-Alix: “La ausencia del color... Y el tamaño, no me imaginaba que fuera tan grande”. El director del Museu Picasso de Barcelona, Bernardo Laniado-Romero, recuerda “como si fuese ayer” cuando se topó con el cuadro en el MoMA: “Una sensación de sobrecogimiento total ante aquel testimonio vivo de los horrores de la guerra”.

El Guernica como icono del siglo XX.

Un símbolo universal



Desde su creación y después de toda la trayectoria, el Guernica  de Picasso se ha convertido en el cuadro más comentado de toda la historia de la pintura y Picasso el artista que más literatura ha generado nunca, para ensalzarlo como un auténtico creador de un universo de formas que ha cambiado nuestra manera de mirar.

El Guernica tiene una posición única en la historia del arte mundial, elevado al estatus de ejemplo moral, un símbolo universal.Ya desde su creación se había convertido en un icono de la paz, del anti belicismo y de la libertad, que se manifestaba durante el régimen franquista con la actividad de artistas como los integrantes del Equipo Crónica, que utilizaron el Guernica  para satirizar el régimen político al que consideraban burgués e inmovilizado.
Equipo Crónica, La visita, 1969.
Equipo Crónica,  El intruso, 1969.

Es evidente que desde el día de su creación, el Guernica no ha perdido su capacidad de impresionar. Incluso cuando se trata de una reproducción sigue reflejando el horror de la guerra e iluistrando con ásoera uz la propensión de la crueldad.  Sultilmente, a lo largo de los años, el Guernica se ha reinventado y ha pasado de ser un cuadro nacido de la guerra a convertirse en una obra que habla de la reconciliación y de la esperanza de una paz mundial duradera.
El bombardeo de Guernica impacto al mundo entero. Una onda expansiva recorrió el globo con la tragedia. A partir de entonces, Picasso había logrado dar forma a una imagen fascinante y muy perturbadora. No había nada que aludiera específicamente a Guernica, o al terror que había llovido del cielo. Lejos de ello, Picasso había recurrido al empleo de imágenes cuya simplicidad y significado pudieran superar casi cualquier barrera cultural.

Durante la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo después del bombardeo de Pearl Harbor, las imágenes del Guernica se hicieron más reconocibles, incluso dolorosamente familiares. Una tras otra, las ciudades europeas fueron bombardeadas. Finalmente, las catastróficas lecciones de Hiroshima y Nagasaki mostraron con gran crudeza que el mundo jamás volvería a ser el mismo.

Bombardeo de Pearl Harbour.
Parecía que el Guernica se había convertido en un símbolo premonitorio de lo que luego vendría. Cualquier comunidad del mundo que haya sufrido una espantosa atrocidad se ha convertido en sinónimo tanto del cuadro Guernica como de la población de Guernica. Todos nos preguntamos hoy en día cada vez que escuchamos en los medios la situación de muchos países en guerra: ¿será ésta la Guernica de nuestra era?.


Carteles de la guerra en Palestina



Del mismo modo que la historia de Ana Frank se ha convertido en un sinónimo de todos los niños judíos perdidos en los campos de exterminio, y Auschwitz resume el horror apocalíptico del Holocausto, el Guernica ha pasado a ser sinónimo de la matanza indiscriminada en cualquier rincón del mundo donde esa tragedia se produzca. El Guernica de Picasso es la imagen que llama constantemente nuestra atención sobre la  proximidad de la catástrofe. Reproducido millones de veces, copiado por un gran número de artistas y reinterpretado por un numero aun mayor, el Guernica permanece, no obstante, inviolado e intacto.


Copia del guernica en la ONU.
Fue colocado en la sede de la ONU como símbolo de paz universal, incluso cuando en 2003 ocurrió la tragedia de las Torres Gemelas, se decidió tapar el cuadro de la vista del público ya que era muy contradictoria la condición que mostraba el cuadro y la campaña que se hacía a favor de la guerra.



Versiones del cuadro
Javier Arce, Estrujados-El Guernica

Russell Connor, Guernica lives.
Ron English, Grade school Guernica
Michelle Barone, After Guernica, 2010
Obra del fotógrafo palestino Wessam Dabbagh,  donde inserta el Guernica de Picasso en una foto de la ciudad destruida.

Pese al marketing y a las miles de interpretaciones psicológicas, sociologías, históricas, e histórico-artísticas (que servirían para llenar bibliotecas enteras) todavía puede asegurarse que dejaría al espectador mudo de asombro cuando lo contemple por primera vez. El Guernica posee la capacidad de hablar íntimamente a cada persona sin dejar de ser a la vez un símbolo universal que todo el mundo entiende.

Su propio significado a escapado al control de Picasso. El Guernica ahora tiene vida propia, forjando una relación con su público que a menudo ha resultado completamente independiente de la vida del genio que lo trajo a nuestro mundo. Jamás ha perdido su trascendencia, como tampoco su magnética y casi inquietante atracción. Desde su inicial exhibición en París hasta su llegada a España 44 años después, ha testimoniado y contribuido a definir todo un siglo. El hecho de que todavía no se haya prestado atención o no se haya atendido sus lecciones hace que hoy siga siendo un símbolo tan relevante como lo ha sido siempre. Para bien o para mal, el Guernica ha contribuido a configurar nuestro actual modo de ver más que alguna otra imagen de la historia.


Bibliografía


- VAN HENSBERGEN, Gijs, “Guernica” La historia de un icono del siglo XX, edit. Debate, Barcelona, 2005.
- TELLO, Antonio. Todo Picasso. El mayor genio español del siglo.,Ed. Vegap, 2001.

jueves, 23 de mayo de 2013

CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN: EL CAMINO HACIA LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS


La razón fundamental por la que El Guernica no se moverá del Reina Sofía nunca más se debe principalmente a su estado de conservación. Considerado el cuadro que más veces se ha movido en la historia, (hagamos un trabajo de repaso de las anteriores entradas, Picassian@s) unido a los atentados sufridos, ha hecho que la idea de traslado se haya convertido en utopía.

Entre esos atentados que han afectado a su conservación, destaca, el de 1974, cuando el iraní Tony Shafrazi, artista y activista contra la Guerra de Vietnam y la matanza de Mai Lai, pintó las palabras “Kill lies all” con spray rojo sobre el cuadro. Tras esto, el MoMA llevo a cabo una restauración en 1976, la ultima conocida fuera de España. 


Pintadas del activista Tony Shafrazi y publicación de la noticia en la prensa

Estudio en profundidad del cuadro en 1998 a cargo del Reina Sofía.

Se ocupó de ello el equipo de restauración del museo, capitaneado entonces por Pilar Sedano, hoy en el Prado. Se planteó entonces como el estudio definitivo de la obra y se llegó a la conclusión de que El Guernica,  se hallaba «en unas condiciones de conservación muy precarias...» y se consideraba que, «desde el punto de vista de su conservación, no debe volver a exponerse la obra a ningún tipo de movimiento o traslado fuera de las salas del museo».

Diferentes imágenes del deterioro del cuadro
Grietas verticales descubiertas en el estudio de 1998
En la actualidad, El Guernica se somete a otro gran estudio, que se llevará a cabo durante gran parte de este año y que parece completar con los recursos de las nuevas tecnologías, el estudio de 1998.
Se trata de un innovador proyecto de investigación del Departamento de Conservación y Restauración del Reina Sofía, en colaboración con la Fundación Telefónica, denominado Viaje al interior del Guernica, con el que se quiere llevar a cabo el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre el estado de la obra mediante la instalación de un robot automatizado en la sala donde se encuentra el cuadro. 
Viaje al interior del Guernica

En 1998 como ya mencionamos, se realizó el estudio sobre el estado de conservación del Guernica de Picasso. En el 2011 y tras 14 años, se plantea un nuevo trabajo de investigación incorporando todos los avances tecnológicos, desarrollando y poniendo en práctica un moderno sistema de automatización para la captación de imágenes a altísima resolución en formato digital y que permitirá posteriormente la realización de escenarios virtuales con todos los datos. 
Esquema del robot digital

El estudio
La base del estudio radica en la colocación de un automatismo robotizado y controlado por ordenador. El automatismo se desplaza con precisión de 25 micras delante de la obra. Las diferentes cámaras y sensores insertados en el automatismo van captando las imágenes y datos con gran precisión: luz visible, infrarrojo multiespectral, ultravioleta, escáner en 3D, reflectancia espectral que aportarán miles de imágenes y datos con la información detallada.
De esta manera, se obtiene gran cantidad de información sin tocar la obra y con la posibilidad, gracias a nuevas tecnologías, de ofrecer tanto a la comunidad científica como al público interesado un conocimiento profundo de los materiales y la técnicas con imágenes desconocidas de esta obra fundamental en la historia del s. XX.
Manchas e irregularidades visibles a través de la luz ultravioleta
Reverso de El Guernica, dibujo subyacente a través de la luz infrarroja 
A continuación os dejamos el video – presentación del proceso de “Viaje al interior del Guernica” con entrevistas a Manuel Borja-Villel, Director del Museo Reina Sofía, Jorge García-Tejedor, Jefe de Conservación y Restauración del Museo y Francisco Serrano, Director General de la Fundación Telefónica. 

BIBLIOGRAFÍA
-FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.
-www.museoreinasofia.es




miércoles, 22 de mayo de 2013

¿El último viaje?

Este camino llega a su fin y viajamos con El Guernica finalmente hasta el lugar donde todos lo hemos conocido: el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, un viaje nada fácil y que ha suscitado y suscita aún hoy una gran controversia.

El Guernica es custodiado por la Guardia Civil en el Casón del Buen Retiro






Son muchas las cuestiones que hicieron que el cuadro se estableciera por fin en el MNCARS. En primer lugar, dentro del Casón del Buen Retiro el cuadro quedaba, de alguna manera como un intruso dentro de ese lugar bajo una bóveda pintada al más puro estilo barroco: la presencia del cuadro en el Casón había transformado un salón de baile del s XVIII en una morgue. Pese a su incomodo entorno, su capacidad de atracción no había disminuido en modo alguno. Solo en los dos primeros días más de 5000 personas cruzaron las puertas del Casón; así como al mismo tiempo, toda una serie de productos comerciales inspirados en El Guernica, volaban de las estanterías. En realidad el Casón no era el Museo del Prado e instalarlo en él había sido una solución improvisada, un arreglo rápido para acelerar su repatriación. El Guernica en el Casón resultaba una parodia. En términos de conservación y museográficos, era un fracaso, situado en el desafortunado contexto del Casón, el cuadro tenía el raro aire de un absoluto anacronismo que había dejado de representar un papel fundamental en la historia del arte hispano. 
El Guernica sale del Casón del Buen Retiro en 1992
En segundo lugar los vascos y catalanes no estaban muy conformes de que el lienzo estuviera en Madrid. Pero esto no tendría tanta significación como otro tipo de polémicas mucho más importantes que llevaron a que el cuadro se trasladara, como viaje final, al Museo Reina Sofía. El Guernica debía formar parte, entonces, de un nuevo proyecto de Museo Contemporáneo a la orden del día, como lo era dentro del MOMA de N.Y. La intención de trasladarlo a otro lugar generó por supuesto también detractores, desde el propio MOMA a la familia Picasso, ya que la intención del propio Picasso era exponer el cuadro en el Museo del Prado. 


                                                                    Llegada de El Guernica al Museo Reina Sofía


El lugar elegido para crear este nuevo Museo de Arte Contemporáneo fue el antiguo Hospital General de San Carlos, construido por Sabatini en el s XVIII, una buena elección teniendo en cuenta las cualidades del edificio para exponer obras de gran tamaño. Pese a esto, se presentaban varios inconvenientes: por un lado la situación de aislamiento que tuvo España durante la dictadura había dejado al país totalmente desconectado de los adelantos artísticos que se produjeron en la segunda mitad del s XX. Así, el arte español quedo “desaparecido” de la historia del arte moderno, a excepción de artistas exiliados y algunos otros que habían escapado al estigma franquista. Por tanto, y como segundo problema, España no contaba con grandes obras maestras contemporáneas que conformara la colección de este museo. Ahora se pretendía suplantar esa inferioridad española transformando el Reina Sofía en un museo internacionalmente reconocido por su arte autóctono, y aquí, El Guernica, jugaba un papel fundamental. 

La llegada de El Guernica al Reina Sofía supondría la configuración de una colección con un núcleo muy poderoso y atractivo, devolviendo por contrapartida la vida que el cuadro había perdido en su odisea. En palabras de Antoni Tàpies: “El Guernica sería la pieza estrella que dará coherencia al resto del arte español contemporáneo. Es como si, por fin, el arte contemporáneo pudiera estar de nuevo en presencia del padre”.

Llegada del cuadro al Reina Sofía el 26 de julio de 1992
El gran traslado se produjo el 26 de julio de 1992, un año especialmente fructífero para una España que ansiaba renovarse con acontecimiento con las Olimpiadas o la Expo, rompiéndose muchos de los estereotipos y fantasmas asociados a el país en el extranjero. Se había extendido por fin el deseo de normalizar España, y de mostrar al mundo exterior que su joven democracia era robusta, y que la mentalidad española era esencialmente europea. En palabras de Manuel Borja-Villel, actual director del Museo reina Sofía: “Del cristal antibalas y los guardias civiles custodiándolo a mostrarse en el contexto que le corresponde, compartiendo espacio con sus contemporáneos Calder, Reanud, Julio González y Miró, es no solo un elemento que tiene que ver con la contextualización histórica y artística de una obra, sino también con el contexto político de un país”. 


lunes, 20 de mayo de 2013

Sabías que... El Guernica fue colgado en un concesionario?

Como leéis. Antes de ser expuesto en Londres, en galerías de arte, El Guernica fue puesto en mano de un grupo de Manchester que se denominaba “Foodship for Spain”, cuyo objetivo era enviar ayuda a los españoles, en guerra. Su ayuda iba destinada al bando que luchaba contra el fascismo, y Picasso estaba de ese lado, lo que ayudó al préstamo de la obra. El tamaño del cuadro, casi ocho metros de largo, hizo descartar varios lugares para la exposición y, finalmente, el cuadro fue colgado en una exposición, pero no en una galería cualquiera, ¡en un exposición de coches en un concesionario! El propietario del concesionario les dejó colgar el cuadro en una de sus paredes, que afortunadamente era más grande que las de algunas galerías que habían sido tanteadas antes.

Paradójicamente, El Guernica, obra antifascista, fue acogida por un concesionario de coche que, curiosamente, fue gravemente dañado en 1940 por los alemanes.

domingo, 19 de mayo de 2013

El Reclamo del último refugiado


En 1968 Franco puso en marcha el plan para que el Guernica viniera a España. La petición española causó una gran sorpresa, pues, mientras tanto, el cuadro había quedado integrado en las colecciones del MoMa de Nueva York, había sido estudiado y reproducido extensamente, había sido objeto de un excelente tratamiento en orden a su conservación y había tenido más visitantes y admiradores de los que habría tenido en cualquier otro museo del mundo.

Este repentino ímpetu por traer el cuadro a España vino dado por la intención de crear un Nuevo Museo de Arte Contemporáneo en Madrid, el cual iba a estar dedicado en gran parte a la figura de Picasso. Este ímpetu vino también motivado por la creación en Barcelona de un museo dedicado al artista, llamado Museo Picasso. 

Cuando se hizo pública la solicitud gubernamental del Guernica, Picasso redactó una respuesta a través de su abogado, Roland Dumas. Aunque de momento la respuesta era esencialmente negativa, tanto Picasso corno Dumas dejaban en claro la intención del primero de que con el tiempo el Guernica viniera a España. Sin embargo, Le Monde escribió, citando a Dumas, que «el cuadro será devuelto al gobierno de la República española el día en el que en España se restaure la República». El 14 de noviembre de 1970, el propio Picasso dirigió una declaración firmada al MoMA de Nueva York, en la que eliminaba la cláusula «cuando en España se restaure la República» y la sustituía por la de «cuando en España se restablezcan las libertades públicas».

La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 precipitó nuevas peticiones de que el cuadro fuera transferido a España. Periodistas de mentalidad democrática y talante liberal empezaron a relacionar la “vuelta” de la tela con el movimiento democrático que, según ellos, iba a aflorar tras la subida al trono del rey Juan Carlos y la desaparición del régimen de Franco.

El Guernica era aclamado en todo el país como un importante capítulo de la historia de España, comparable al El tres de mayo de 1808, de Goya. Pero, aunque generalmente se veía en él una denuncia de los horrores de la guerra moderna, los comentarios escritos eludían cuidadosamente los aspectos partidistas de la contienda civil. La astucia de Picasso al eludir en el cuadro los símbolos específicos o las referencias a las facciones en pugna e incluso a la contienda en sí misma hizo que el Guernica fuera aceptado como una protesta general contra la guerra moderna compartida por la mayoría de los españoles.

El partido socialista se impuso pronto a la Unión de Centro Democrático en las elecciones y Felipe González pasó a ocupar el puesto de Adolfo Suárez como jefe de gobierno. Mientras tanto, Jacqueline Picasso había expuesto su interpretación de los deseos de Picasso al decir en declaraciones a La Vanguardia (Barcelona) el 25 de febrero de 1977 que el Guernica sería devuelto a España «cuando hubiera elecciones libres».

La división de la herencia, acordada oficialmente a fines de 1976, no se hizo efectiva hasta septiembre de 1977, casi cuatro años y medio después de la muerte de Picasso. En agosto, el nuevo Parlamento español, nacido de las primeras elecciones libres junio de 1977), celebró su primera asamblea desde antes de la guerra civil. Una de las resoluciones contempladas fue un amplio gesto de reconciliación. Hecha por el senador Justino Azcárate, antiguo refugiado vasco, la resolución proponía la repatriación de tres exiliados históricos: los restos mortales de Alfonso XIII, último rey, y de Manuel Azaña, primer presidente de la República, así como el Guernica, que ahora estaba a punto de convertirse en un símbolo de la nueva España surgida tras la muerte de Franco.

Concretamente el 27 de octubre de 1977, las Cortes Españolas hicieron una petición formal del cuadro especificando punto por punto que España había satisfecho las condiciones exigidas por Picasso. El Congreso de los Estados Unidos siguió el ejemplo un año después aprobando una resolución en favor del retorno del Guernica a una España democrática. Esta resolución entró en vigor el 7 de octubre de 1978.

El 19 de Julio de 1979, después de una larga espera, el presidente Suárez y Dumas se reunieron. Un día después se anuncia que el Guernica volvería después de cuarenta años de espera, al lugar que había pertenecido siempre: volvería a España.
El 4 de septiembre, el cónsul general de España, Máximo Cajal, por el Gobierno español, y William S. Paley y Blanchette H. Rockefeller, por el MoMA de Nueva York, firman un acuerdo de entrega del Guernica al Estado Español.


Página del ABC Agosto 1981

El 9 de septiembre de 1981, el Guernica fue descolgado del MoMA con una gran discreción ya que el museo había recibido amenazas. La noche de la recogida se había cerrado el museo sin que el público asistente tuviera noticias de que aquella era la última vez que el Guernica iba estar allí colgado.


Imágenes del Guernica siendo descolgado y enrollado para volver a España


Página principal de la Vanguardia 10 de septiembre 1981

El 10 de septiembre de 1981, a las ocho y veinte de la mañana, el Guernica llegó a Madrid, rodeado de un gran secretismo y medidas de seguridad, en un Boeing 747 de Iberia, bautizado con el nombre de "Lope de Vega" pisando por primera vez suelo español.

Llegada del Guernica a Barajas


La llegada del Guernia en la prensa. 

Una vez el nuevo gobierno tomó la iniciativa para la recuperación del Guenica, la impresión general era que el cuadro debía ir al Museo del Prado, que, con un director mucho más sensible que sus predecesores, proyectaba realizar amplias medidas de modernización, incluida una instalación de aire acondicionado. La más interesante solución del debate provino del conocido historiador Javier Tusell, a la sazón director general de Bellas Artes. Tusell propuso instalar el Guenica en el Casón del Buen Retiro, que pertenece al Prado y que antes alojó obras de artistas españoles del siglo XIX, solución que satisfaría de inmediato las promesas hechas a Picasso y aliviaría a quienes entendían que hay una línea divisoria entre los antiguos maestros y el arte moderno.

El viaje hacia el Casón fue muy seguido por la prensa. Allí se instaló con una gran cristalera a prueba de bombas y con la vigilancia continua de un guardia civil, todo para que nuestra obra recuperada estuviera en la mejores situaciones posibles.


El viaje hasta a Madrid y su escolta hasta el Casón


llegada al Casón del Buen Retiro 
Sin embargo, desde el primer día que el Guernica se expuso en el Casón del Buen Retiro, la polémica comenzó a desatarse en todos los sentidos para concluir en el viaje final de nuestra obra, el MNCARS.



Bibliografía utilizada:

VAN HENSBERGEN, G., Guernica. La historia de un icono del s. XX, Debate, Barcelona, 2005. 

DE LA PUENTE, J., "El Guernica" Historia de un cuadro, edit. Sílex, Madrid, 1983.

FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.



sábado, 18 de mayo de 2013

Hacia el Nuevo Mundo: el Guernica en América, 1939-1981. Parte II

Continuamos con la estancia del Guernica en América y hablaremos, a continuación, de sus años tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque las exposiciones en América fueron de corta duración (de una a tres semanas) y no contaron previamente con un gran apoyo publicitario, provocaron una polémica considerable tanto en el plano artístico como en el político. Debido en gran parte a su temática, el Guernica se convirtió en la obra de arte más comentada de nuestro tiempo, y cabe pensar que, de no haber sido por la poderosa imaginería de Picasso, la historia de la trágica defensa de la República española se habría borrado de la memoria colectiva mucho antes.

Itinerario del Guernica en América tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial
El Guernica asumió un nuevo papel cuando, el 15 de noviembre de 1939, se integró en la magna retrospectiva organizada por Alfred Barr en el Museum of Modern Art bajo el título de «Picasso: cuarenta años de su arte». El cuadro pudo ser contemplado y comentado por primera vez no sólo como documento del enfrentamiento político y de la guerra en Europa, sino también como un importante hito dentro de la evolución del arte de Picasso, junto con Las señoritas de Aviñón (1907) entre otras grandes obras del artista. 95 de las 364 obras de la exposición, incluidos el Guenica y los bocetos preparatorios, fueron prestados por Picasso. En la retrospectiva, el cuadro fue integrado por primera vez en el conjunto de la producción picassiana; así, tras haber sido parte de la historia de la guerra civil española, ahora pasaba a ser parte de la historia del arte.

El estallido de la segunda guerra mundial en septiembre, unido al deseo del mismo Picasso, hizo que el Guernica, junto con las demás obras cedidas para la retrospectiva, quedara, durante la duración del conflicto bélico, bajo la custodia del Museum of Modern Art, que lo cuidó debidamente y le concedió un sitio adecuado a su importancia.

De conformidad con la voluntad de Picasso, pero a veces en contra del criterio del departamento de conservación (en cada traslado había que sacar la tela de los bastidores y enrollarla), en ciertas ocasiones Alfred Barr dio su conformidad para que el Guernica, a menudo con las obras preparatorias, fuera expuesto en otros sitios. En enero de 1940, el Guernica y los bocetos, dibujos y pinturas preparatorias fueron llevados al Art Institute de Chicago con la retrospectiva; en el otoño de 1941 y el verano de 1942 el cuadro fue expuesto en el Fogg Museum de Harvard y durante el año 1941 en la Gallery of Fine Arts de Columbus.

El Guernica permaneció expuesto, de manera casi continua, en el Museum of Modern Art hasta octubre de 1953, fecha en la que regresó a Europa por primera vez para unirse a la gran exposición de Picasso en el Palazzo Reale de Milán. Desde aquí viajó a Sao Paulo, donde, con motivo de la segunda Bienal, fue colgado en el Museu de Arte Moderna desde diciembre de 1953 hasta febrero de 1954.

El Guernica en el Palazzo Reale de Milán, septiembre 1953

Un año después, el Guernica y los bocetos preparatorios abandonaron de nuevo el Museum of Modern Art de Nueva York y emprendieron una gira por Europa. Desde mayo hasta fines de septiembre de 1955 fueron expuestos en el Musée des Arts Décoratifs de París; era la primera vez que se veían en Europa los bocetos. Después de París, la exposición se trasladó a la Haus der Kunst de Munich, La exposición fue mostrada otras dos veces en Alemania -en el Rheinisches Museum de Colonia y en la Kunsthalle de Hamburgo-, donde fue admirada por enormes multitudes ávidas de un tipo de arte que les había estado negado durante mucho tiempo. Posteriormente, el Guernica fue llevado al Palais des Beaux-Arts de Bruselas, el Stedelijk Museum de Amsterdam y el Nationalmuseum de Estocolmo, antes de regresar a Nueva York a fines de 1956.

A principios de 1957 Alfred Barr organizó una segunda gran retrospectiva, en la que también figuró el Guemica, con el título de «Picasso: setenta y cinco aniversario». Después de su presentación en el Museum of Modern Art, la retrospectiva pasó al Art Institute de Chicago y el Museum of Art de Filadelfia. De regreso en el Museum of Modern Art, fue colgado en la espaciosa galería preparada al efecto en 1947.

El Guernica en el MoMA, 1947

Bibliografía utilizada:


VAN HENSBERGEN, G., Guernica. La historia de un icono del s. XX, Debate, Barcelona, 2005. 

DE LA PUENTE, J., "El Guernica" Historia de un cuadro, edit. Sílex, Madrid, 1983. 


FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.

Hacia el Nuevo Mundo: el Guernica en América, 1939-1981. Parte I


"Es mi deseo en este momento recordar a ustedes que siempre he creído, y sigo creyendo, que los artistas que viven y trabajan con valores espirituales no pueden y no deben permanecer indiferentes ante un conflicto en el que están en juego los más altos valores de la humanidad y la civilización" (Mensaje telefónico de Picasso para el Congreso de Artistas Americanos, diciembre 1937).


Debido a la mala situación que acaecía en la península con la guerra civil, Picasso había llegado a la conclusión de que el Guernica, pese a la falta de apoyo oficial del gobierno estadounidense a la acosada República (ya que se había acogido a la Ley de Neutralidad), debía ser embarcado rumbo a América con el fin de recaudar fondos para ayudar a los refugiados.
Andadura del Guernica en América hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial
En la mañana del lunes, 1 de mayo de 1939, el buque francés Normandie atracó en el muelle neoyorquino de Forty-eighth Street, procedente de Francia. Aquella misma mañana fue descargada en el muelle, con ayuda de un cilindro de madera, una larga caja de madera que contenía el Guernica de Picasso, así como tres más pequeñas y planas con siete pinturas y un fajo de dibujos. Habían transcurrido dos años desde el día en el que Picasso empezó el primer boceto para la pintura que, tres meses y medio después, se iba a convertir en la obra más famosa de la Exposición Internacional de París; durante este tiempo, el Guernica fue reconocido no sólo como uno de los más grandes monumentos del arte moderno sino, también, como un ejemplo único del papel que una obra de arte valiosa podía desempeñar en la configuración de nuestra imagen de las condiciones del mundo moderno e incluso en la estructuración de la misma historia política.
En el muelle de descarga se encontraba una patrulla de jóvenes voluntarios para la Campaña de Ayuda para los refugiados españoles. Para colaborar con el Comité americano, el Guernica  fue acompañado hasta Nueva York por Juan Negrín, jefe del gobierno republicano, que había huido a Francia dos meses antes cuando Franco acababa de cerrar la frontera.
El cuadro fue presentado en mayo de 1939 en los espaciosos locales de la nueva Valentine Gallery de Nueva York. La exposición en su conjunto fue tratada como un acontecimiento artístico y a la vez que como un documento de la tragedia española.
Portada del catálogo editado de la exposición del Guernica, Vallentine Gallery, Nueva York, 5-27  de mayo, 1939
La guerra civil terminó en mayo de 1939 con una derrota total de la República, el gobierno de Franco fue reconocido y las colecciones del Prado empezaron a volver a Madrid desde Ginebra. Ahora las simpatías se concentraban en las medidas de ayuda a las víctimas internadas en campos de concentración del sur de Francia. Y, aunque el creciente ritmo de las conquistas nazis presagiaba, como algo inevitable, una guerra a gran escala, para Norteamérica la amenaza quedaba muy lejos. Tanto es así que la Exposición Internacional de Nueva York se inauguró entre esperanzas y promesas de que iba a contribuir a restablecer la paz en el mundo. 
El Guernica en las Stendahls Art Galleries, Los Ángeles, 10-21 de agosto, 1939.
Los enérgicos esfuerzos de Sidney Janis en nombre del Comité de ayuda a los refugiados se tradujeron en una gira por todo el país de la exposición de Picasso. Ésta empezó en las Stendhal Art Galleries del Wilshire Boulevard de Los Ángeles y siguió viaje al San Francisco Museum of Art y el Arts Club de Chicago, antes de regresar a Nueva York para la retrospectiva picassiana en el Museum of Modern Art.

El 1 de septiembre, tres días después de la inauguración de la exposición de San Francisco, empezó la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia por Alemania, con lo que se cumplía la triste y desalentadora profecía del Guernica.



Bibliografía utilizada: 



VAN HENSBERGEN, G., Guernica. La historia de un icono del s. XX, Debate, Barcelona, 2005. 

DE LA PUENTE, J., "El Guernica" Historia de un cuadro, edit. Sílex, Madrid, 1983. 


FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.

viernes, 17 de mayo de 2013

Escandinavia y Gran Bretaña, 1938


Empezamos esta odisea por las primeras ciudades europeas en las que la población comenzó a quedar impactada ante una obra de arte de tal magnitud. 

Ya antes de que se decidiera que la Exposición Internacional de París no se repitiera el verano siguiente, Picasso prestó el Guernica para que participara en una gran exposición itinerante de cuatro artistas franceses organizada por Paul Rosenberg. Integrada por 118 pinturas de Henri Matisse, Picasso, Georges Braque y Henri Laurens. La exposición recorrió Noruega, Dinamarca y Suecia entre enero y abril de 1938.

 Tras su regreso de Suecia en abril, el Guernica permaneció al parecer en el estudio de Picasso hasta septiembre, cuando el artista lo envió, junto con muchos de los dibujos preparatorios (que no había expuesto ni en París ni en Escandinavia), al National Joint Committee for Spanish Relief, radicado en Londres. Del 4 al 29 de octubre de 1938 fue expuesto en las prestigiosas New Burlington Galleries. El cuadro fue contemplado por unas tres mil personas, número más bien bajo si se compara con las cincuenta mil que visitaron la retrospectiva de Christopher Wood presentada a continuación en las mismas galerías.
Programa de la Exposición de la New Burlington Gallery, Londres, 1938, anverso.

Después el Guernica pasó a la Whitechapel Art Gallery de Londres donde atrajo la atención de doce mil personas durante un período de tiempo aún más corto.

Inauguración de la exposición del Guernica en la Whitechapel Art Gallery, Londres, 1938

La última exposición del Guernica en Inglaterra tuvo lugar en Manchester, donde se presentó del 1 al 15 de febrero de 1939 en el inusual espacio de una exposición de coches. Como se dijo que con el dinero de la exposición se fletaría un «barco con alimentos para España», es posible que ello moviera a los críticos a comentar el cuadro en el marco de la guerra civil española. Quizá esto contribuyó a que el numeroso público obrero quedara profundamente impresionado.

En París, el Guernica había sido visto y admirado principalmente por un pequeño grupo de poetas y artistas, aparte, como es lógico, de muchos simpatizantes de la República española. Las exposiciones inglesas, aunque despertaron un considerable interés en el público -de la misma manera que el bombardeo de la villa vasca había provocado indignación en todo el país-, fueron objeto de severas críticas por parte de los comentaristas y artistas conservadores.

Después de la exposición de Manchester, Picasso solicitó que el Guernica le fuera devuelto para cumplir sus deseos de exponerlo en Nueva York.



Bibliografía utilizada:

FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.

VAN HENSBERGEN, G., Guernica. La historia de un icono del s. XX, Debate, Barcelona, 2005. 

DE LA PUENTE, J., "El Guernica" Historia de un cuadro, edit. Sílex, Madrid, 1983.