En 1931
se proclama la Segunda República española y las relaciones con Francia eran más
que favorables. En 1935 se había firmado un acuerdo comercial y desde el
Ministerio de Negocios Extranjeros Francés se reiteraba la invitación a España para la exposición de París de 1937. Tras varias tramitaciones finalmente en 1936 se confirmó la
concurrencia de España a la Exposición Internacional. Al siguiente de esta
confirmación se produce en España el levantamiento militar y da comienzo la
Guerra Civil Española.
Este
acontecimiento dará lugar una serie de cambios en la primera concepción del
pabellón español. Una vez se reanuda la actividad se centra la construcción en
una idea, el pabellón tenía que reflejar con una coherencia integral el
acontecer de la Guerra Civil Española. Los verdaderos artífices del contenido
del pabellón fueron los Ministros de Propaganda e Industria Publica y la
Dirección General de Bellas Artes, cuyo director era Josep Renau.
La
realización del Pabellón Español vino dada gracias a los fondos que salieron desde el
Ministerio de la Guerra, los cuales complementaron el gasto que la construcción
de este pabellón supuso. Es importante destacar que tanto el País Vasco como
Cataluña tenían su lugar propio dentro del pabellón, respondiendo así a las
necesidades de identidad reclamado por sus gobiernos autónomos.
El
pabellón se situó en una zona preferente dentro de la exposición en los
jardines del Trocadero, al otro lado del Sena. El edificio que se construyó
tenía la obligación de respetar los árboles de la parcela y contó con 14.000
metros cuadrados. Los arquitectos tuvieron que llevar a cabo la construcción
adaptándose a las irregularidades y , las cuales eran considerables. La primera
piedra se colocó el 27 de Febrero de 1937, pero la construcción como tal no
comenzó hasta marzo. Esta construcción tenía que ser muy rápida y esto
determino la utilización de los materiales y gran parte de la estética del
resultado final.
El
pabellón constaba de tres plantas, en primer lugar una planta baja abierta a la
cual se accedía por una pequeña escalinata, en esta planta apoyaban los pilares
metálicos que sustentaban las dos plantas rectangulares que estaban por encima;
en segundo lugar una primera planta la cual estaba cerrada con un vidrio; y en
tercer lugar la segunda planta, la cual se encontraba cerrada con fibrocemento.
La
planta baja tenía un espacio cubierto el cual albergaba el Guernica, objeto de
nuestro estudio, el cual se situaba en un extremo y justo enfrente de este
había una vitrina dedicada a Federico García Lorca, el cual denunciaba el
fusilamiento de agosto de 1936. En este
mismo espacio cubierto de esta planta se encontraba también la Fuente de mercurio de Alexander Calder, lo que llama la
atención ya que se trataba de la única obra de un extranjero dentro del
pabellón español. La parte descubierta de daba lugar a un
auditorium rematado con un pequeño
escenario.
planta baja del Pabellón. |
Espacio en el que se expone el Guernica. |
Desde
el extremo izquierdo del pabellón, y a través de una rampa curva de cuatro
metros enlosada en cemento, se accedía a la segunda planta, la cual contaba con dos secciones, una permanente, fundamentalmente dedicada a
escultura y pintura, y una sección renovable que permitía la rotación de
pinturas, carteles y varios diseños. En
esta planta era donde destacaba el gran mural de Miró El campesino catalán en rebeldía, el cual en la actualidad se
encuentra desaparecido. Además esta planta estaba dedicada, una parte al arte popular
y otra a la actualidad española, la cual estaba mostrada a través de
fotografías de la Guerra Civil y una serie de mapas. En este segundo piso era
también donde País Vasco y Cataluña tenía su espacio propio donde exponían las
obras de sus creadores más destacados.
Segunda Planta |
Miró terminando su obra para el pabellón. |
El Campesino, Miró |
En
uno de los extremos de la segunda planta arrancaba una escalera que se
convertía en el único acceso para acceder a la primera planta, por lo que los
visitantes tenían la obligación de subir a la segunda planta para poder acceder
a la primera, con muros de cristal, así se aseguraban que las piezas expuestas en la planta dos
iban a ser vistas.
Esta
primera planta estaba dedicada íntegramente a la documentación gráfica,
estadística y fotográfica. Se trataron temas como las Misiones Pedagógicas a
través del museo, el teatro de La Barraca,
las bibliotecas o los equipos
fotográficos y radiofónicos ambulantes; la Ciudad Universitaria de Madrid, las
minas de Almadén, la Reforma Agraria de 1932 y todos los logros sobre educación y economía
desde 1931 a 1937. Todo ello se presentaba en paneles móviles de madera, lo que
permitía que los contenidos se pudieran ir renovando y actualizando en función
del desarrollo de la guerra. Dos de los paneles más importantes fueron por un
lado el de la destrucción y el bombardeo de la villa de Guernica y el otro
relacionado con la protección del tesoro artístico.
Panel del bombardeo y destrucción del Guernica. |
Panel del traslado del tesoro Artístico. |
El
espacio que rodeaba al edifico contenía obras de arte del más alto nivel, como
fue por ejemplo del caso de Montserrat de
Julio González, cabeza de mujer de
Picasso, y la impactante escultura de Alberto Sánchez, el pueblo español tiene un camino
que conduce a una estrella, obra de la cual hay una copia en la entrada del
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
" La Monserrat" de José González
" Cabeza de mujer", Pablo Picasso
El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella. Alberto Sánchez |
El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella copia Museo Reina Sofía |
El
Pabellón Español se convirtió poco a poco en un museo de arte contemporáneo
comprometido, gracias a los artistas que tomaron conciencia de lo que estaba
ocurriendo en aquel momento en España con la Guerra Civil.
Finalmente
después de cinco meses de trabajo el pabellón se inauguró oficialmente el 12 de
julio de 1937, con retraso. El presidente francés Albert Lebrun fue el
encargado de inaugurar la Exposición. La celebración de la inauguración del
acto contó con la participación de responsables tanto de la administración
española como de la francesa.
Para saber más:
- MARTÍN, F., El pabellón español en la exposición Universal de París de 1937, Sevilla: publicaciones de la universidad de Sevilla, 1982
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