Empezamos esta odisea por las primeras ciudades europeas en las que la población comenzó a quedar impactada ante una obra de arte de tal magnitud.
Ya antes de que se decidiera que la Exposición
Internacional de París no se repitiera el verano siguiente, Picasso prestó el Guernica
para que participara en una gran exposición itinerante de cuatro artistas
franceses organizada por Paul Rosenberg. Integrada por 118 pinturas de Henri
Matisse, Picasso, Georges Braque y Henri Laurens. La exposición recorrió
Noruega, Dinamarca y Suecia entre enero y abril de 1938.
Tras su regreso de
Suecia en abril, el Guernica permaneció al parecer en el estudio de
Picasso hasta septiembre, cuando el artista lo envió, junto con muchos de los
dibujos preparatorios (que no había expuesto ni en París ni en Escandinavia),
al National Joint Committee for Spanish Relief, radicado en Londres. Del 4 al 29
de octubre de 1938 fue expuesto en las prestigiosas New Burlington Galleries.
El cuadro fue contemplado por unas tres mil personas, número más bien bajo si
se compara con las cincuenta mil que visitaron la retrospectiva de Christopher
Wood presentada a continuación en las mismas galerías.
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Programa de la Exposición de la New Burlington Gallery, Londres, 1938, anverso. |
Después
el Guernica pasó a la Whitechapel Art Gallery de Londres donde atrajo la
atención de doce mil personas durante un período de tiempo aún más corto.
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Inauguración de la exposición del Guernica en la Whitechapel Art Gallery, Londres, 1938 |
La
última exposición del Guernica en Inglaterra tuvo lugar en Manchester,
donde se presentó del 1 al 15 de febrero de 1939 en el inusual espacio de una
exposición de coches. Como se dijo que con el dinero de la exposición se
fletaría un «barco con alimentos para España», es posible que ello moviera a
los críticos a comentar el cuadro en el marco de la guerra civil española. Quizá esto contribuyó a que el
numeroso público obrero quedara profundamente impresionado.
En
París, el Guernica había sido visto y admirado principalmente por un
pequeño grupo de poetas y artistas, aparte, como es lógico, de muchos
simpatizantes de la República española. Las exposiciones inglesas, aunque
despertaron un considerable interés en el público -de la misma manera que el
bombardeo de la villa vasca había provocado indignación en todo el país-, fueron
objeto de severas críticas por parte de los comentaristas y artistas conservadores.
Después de la exposición de Manchester, Picasso solicitó que el Guernica
le fuera devuelto para cumplir sus deseos de exponerlo en Nueva York.
Bibliografía utilizada:
FERNÁNDEZ-QUINTANILLA, R., La Odisea del Guernica de Picasso, Planeta, Barcelona, 1981.
VAN HENSBERGEN, G., Guernica. La historia de un icono del s. XX, Debate, Barcelona, 2005.
DE LA PUENTE, J., "El Guernica" Historia de un cuadro, edit. Sílex, Madrid, 1983.
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